Hace unos días me comentaba un dominico de esta comunidad de San Esteban, gran experto en Santo Tomás, que con toda probabilidad su primera obra fue el comentario a la Ética de Aristóteles. A quien los manuales de filosofía sitúan en la corriente del intelectualismo, comenzó su obra con cuestiones éticas que tienen que ver con la vida buena, con problemas existenciales, con la pregunta por la salvación. El arranque del pensamiento no se encuentra en último lugar en la curiosidad o el asombro, como algunos han indicado. Se encuentra en la pregunta por la vida buena. Es ella la que guió el pensamiento de Santo Tomás. La que le condujo a preguntar por la verdad y al última realidad del ser.